Photography, stories

La espiral de la vida, que gira y gira... Llegamos a ella, y giramos, no paramos y a veces repetimos nuestros pasos en esa espiral de enigmas… nuestra vida sencilla, nos preguntamos por nuestra existencia bien compartida, sin dejar de mirarnos a nosotros mismos, nuestro yo interno y personal, propio, y nuestros sueños, los mayores y los menores. Y la vida, el día a día y material… luchando por mejorar. La vida es una espiral que no cesa… desarrollo y crecimiento continuo, nacimiento y finitud. Evolución, fuerza, estado, continuidad, emancipación, rotación, creatividad, inicio… Fin. Volver a empezar, y continuar.

La vida puede ser una encrucijada sin salida, una espiral con principio y final que lleva nuevamente al principio y te hace ir y volver, un vació oscuro, perdido, desconocido, en el que caer... o una situación extrema del blancos y negros... o según lo proyectes, una imagen maravillosa y evocadora, creativa y sencilla. Tu eres el que mira, tu eres quien proyecta... elige bien.

Llevo tiempo preguntándome... mucho tiempo, porque, ¿sabes una cosa? te lo pregunto a ti.  Tengo curiosidad. Una inmensa curiosidad de saber si eres como el sol o como la noche oscura y cerrada. Si eres como Groenlandia y Canadá o como Australia y Sahara o Kalahari. Me pregunto si tienes el cabello rubio o pelirrojo, me pregunto si eres morena, si tu pelo es oscuro y cerrado como la madrugada y tan extenso y alargado como el Nilo... No se si serás fría, húmeda y reservada o serás tan cálida como los desiertos inhabitados... no importa, en ambos casos seré el viajero que recorra cada rinconcito de tus lugares que serán mis hogares. Entre todas las cosas por saber, me pregunto por tu mirada, profunda y tierna sin duda. Mirada decidida y fugaz, fugaz que deja su rastro y restos como cometa sin fin... Enérgica, esquiva, clara, limpia, honesta y sincera, espontánea... sin duda, llena de magia. Me pregunto, después de tantas migajas, y en confianza, de qué manera vendrás a camb

Ven, cogidos de la mano tú y yo, nos escondemos juntos, nos quitamos las palabras y nos quedamos desnudos solo los dos tú y yo a escondidas, secreto ocultos con nuestros antojos con nuestros caprichos... Con un amor inconfesable. Un amor suave...

Nos faltó. Nos faltó hablar más de nosotros mismos y con nosotros, nos faltó mirarnos más y decirnos más "te amo". Nos faltó soñarnos más, tocarnos más y hacernos el amor, quizás, una vez más. Nos faltó susurrarnos al oído... más cosas bonitas, surgidas de lo más profundo, nos faltó escucharnos más, con el corazón más abierto y el alma desnuda, más desnuda y más sincera. Nos faltó olvidar más, reprochar menos, pensar menos y disfrutar más, si cabía... nos faltó llorar menos y reír más. Nos faltó, nos faltó lo más importante, que trataba de ti, que trataba de mi. Nos faltó soltar los detalles y agarrarnos más... nos faltó no dejarnos marchar, nos faltó perdonar... perdonar más... nos faltó... comprender, no dejarnos llevar y ser más el uno con el otro. Nos faltó volver...

Me gusta esa manera tan tuya que muestras al sonreír, esa manera en la que sonríes desafiante ante la vida. Me gustan tus maneras de sonreír, maneras sinceras. Me gusta cuando sonríes, sin más, porque exprimes los limones de tu vida, esnifas la raya alucinógena que desinhibe la realidad. Te envuelves feliz. Me gusta tu sonrisa, porque contagias la risa, así, sin otras maneras, contaminas el ambiente con tus vapores gaseosos de la risa. Me gustan tus formas desordenadas de reír, sonreír, y hacer reír y sonreír, me gusta tu sonrisa sin excusa, sin motivo ni pretexto, sin necesidad de ser compartida o entendida. Me gusta que tu sonrisa y tu risa no tenga principio y mucho menos fin ni destino, todo los puertos de tus mares recogen tus buques de sonrisas. Me gusta cuando sonríes porque así eres tú, una máscara carnavalesca de eterna sonrisa, sin esconder nada ni esconderte de nadie, tu capa es tu sonrisa tu boca la puerta al carnaval. Me gusta cuando s

Todas esas miradas que ayer amaban, son las mismas por las que hoy muero lento. Todas esas miradas abiertas, energéticas, cargadas de silenciosos gritos a boca llena que decían, ¡te amo!... esas miradas ahora vacías, miradas que matan. Todos esos guiños, de lágrimas suaves, de claras intenciones, de amores acumulados, de gestos violentos, de gélidos silencios y volcanes de pasiones... esos guiños que ahora matan. Mi amiga y mi compañera, mi amante, mi cautiva mi guerrera mi caminante mi acompañante, muñeca rota. Tu susurro olvidado, tus momentos perdidos, nuestros momentos, gestos, esas manos que sueltan, tus manos... tus besos dulces, fuertes, tu aliento evaporado... el calor, tu calor consumido... acordarme de ti... siempre de ti... saberte perdida. Y no reconocerte... ya no hay miradas. Cabo Sardão