Viendo pasar a turistas desde el siglo XIX envidian la fragilidad de los mismo y piensan en la carne; el hueso… mientras ellos custodian y adornar con sus bellos cuerpos de bronce la Plaza Rossio… en esta hermosa plaza nadie repara en el paso del tiempo, el tiempo que a veces nos invade; pero que yo dejé pasar… junto a ellos.
Tantas veces soñada, Lisboa ha sido desde hace años un destino hermoso que debía cumplir… para dejar de ser un sueño. Para vivirlo con la piel, disfrutar de su olor, su tacto, escuchar sus voces y manchar mis retinas de sus bellos colores, sus contrastes…
En un cruce de caminos deje mi destino, y allá; a lo lejos; dejé todo por unos días… y de esos días quede enamorado, tanto que quise quedarme para no volver… a tener que soñar lo que tanto deseé.
Sin nada que poder decir… tan solo y digo tan solo; me limito a vivir, a vivir. ¿Acaso la vida no se trate de eso y de tan solo eso? De percibir que sientes que estas vivo y dar las gracias por momentos así… consciente de algo tan sencillo y tan complejo como vivir, ¡vivir!...
Tocando fados con sus callosos dedos regala ilusiones a oídos inertes a veces sordos; muertos; aún así no pierde la ilusión de tocar para ti… para mí… para oídos agradecidos de sentir su música, vieja y ruidosa música repetida tantas y tantas veces una y otra vez… una, y otra vez.
Y sigo pensando, que todo es nada y que la nada esta tan cerca que la tocamos y que por eso sentimos que vivimos al borde de un abismo a veces temido, incomprendido y a veces tan querido… que así sin más lo esperamos, lo soñamos y hasta lo amamos.
"Ven, juega conmigo al Amor....desata mis cabellos con tus manos de algodón, hoy quiero sentirte mía, sin límites ni explicación, hoy quiero que juegues conmigo... al juego de la seducción!"...
" Tócame otra vez con tu mágica palmada. Dime te amo con sencillas palabras y el escalofrío nuevamente recorrerá mis espaldas. Tócame otra vez con tu tierna palabra. Dime lo que tu corazón dicte y me conmoverás hasta las entrañas tócame otra vez... "